La integración sensorial es la capacidad que tenemos de procesar, integrar y responder de manera adecuada y adaptada a toda la información y estimulos que recibimos a través de nuestros sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto y también los sentidos del movimiento y del equilibrio.
Cuando un niño tiene dificultades para integrar bien estas sensaciones, puede presentar problemas para prestar atención, aprender, controlar sus emociones, coordinar sus movimientos o relacionarse adecuadamente con los demás.
¿Cómo saber si mi hijo necesita integración sensorial?
Algunos ejemplos de situaciones de la vida cotidiana en casa o en el colegio que pueden indicar que un niño necesita terapia de integración sensorial:
En casa:
Se distrae fácilmente con ruidos o movimientos a su alrededor mientras intenta hacer una tarea.
Evita ciertas texturas de ropa o alimentos (por ejemplo, etiquetas, costuras, alimentos crujientes).
Realiza movimientos repetitivos con brazos y piernas como aleteo, movimiento de manos, agitación de piernas, tics.
Tiene dificultad para quedarse quieto y prestar atención durante los cuentos o al ver televisión.
Se mueve excesivamente, da saltitos o gira en círculos con frecuencia.
Tiene problemas para cepillarse los dientes, peinarse o tolerar que le toquen los pies o le corten el cabello.
Se frustra y molesta fácilmente con actividades de motricidad fina como amarrarse los zapatos o usar tijeras.
Es extremadamente sensible a ruidos como la aspiradora o la licuadora.
En el colegio:
Tiene dificultades en las habilidades sociales.
Se cae o choca frecuentemente con objetos o personas.
Tiene dificultades con las habilidades motoras finas para escribir, colorear o recortar.
Se distrae con facilidad en el salón de clases por estímulos visuales o auditivos.
Se tapa los oídos con frecuencia o se asusta más allá de lo usual con sonidos repentinos.
Evita o, por el contrario, busca juegos de movimiento intenso como columpios o rodaderos.
Tiene problemas para seguir instrucciones con múltiples pasos.
Presenta comportamientos impulsivos o hiperactivos en el aula.
Muestra torpeza excesiva al caminar, subir escaleras o en educación física.
Camina con mucha frecuencia en puntas.
Estos son solo algunos ejemplos, pero en general, cuando un niño muestra patrones extremos de respuesta sensorial, dificultades de autorregulación, coordinación motriz o problemas de atención y aprendizaje, puede ser una señal de que necesita una evaluación e intervención de integración sensorial.
¿Cómo se trabaja la integración sensorial?
La terapia de integración sensorial trabaja esta área mediante actividades y ejercicios específicos que estimulan los diferentes sentidos de una forma divertida y organizada para el niño con objetivos puntuales. Esto ayuda a que su cerebro aprenda a procesar e integrar mejor toda esa información sensorial.
Nuestros terapeutas expertos y certificados en integración sensorial, realizan actividades entretenidas no solo para estimular las habilidades motrices sino para hacer que el niño las integre a sí mismo, impidiendo que solo memorice y mecanice la información, sino que la interiorice, la entienda logrando que el niño la procese para poder responder autónomamente y adecuadamente a distintas y nuevas situaciones y estímulos.
En qué casos se requiere integración sensorial:
La terapia de integración sensorial ayuda a procesar mejor los estímulos y desarrollar habilidades para la vida. Los niños que podrían beneficiarse de la terapia de integración sensorial y los síntomas o problemas que presentan son:
Niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA)
Niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA o TDAH)
Niños con Trastornos del Aprendizaje
Niños con Neurodiversidad en el Desarrollo
Niños Neurotípicos con Trastornos del Procesamiento Sensorial
Niños con Síndrome de Down
Los beneficios de la terapia de integración sensorial son:
Mejora la atención, concentración y habilidades de aprendizaje del niño.
Desarrolla la coordinación motriz, el equilibrio y la planeación motora.
Regula sus niveles de actividad e impulsos.
Disminuye las conductas hiperactivas o agresivas.
Fortalece las habilidades sociales y emocionales.
Aumenta la autoestima y seguridad en sí mismo.
Facilita el desarrollo del lenguaje y la comunicación.
Promueve una mejor organización y procesamiento sensorial.
Esta terapia ayuda a que se sientan más calmados, enfocados y preparados para afrontar los desafíos del día a día en casa, el colegio y otros entornos.
Un especialista en integración sensorial, utiliza diversas técnicas y actividades para ayudar a un niño a procesar e integrar mejor la información sensorial.
Algunas de las actividades que nuestros especialistas de integración sensorial realizan son:
Evaluación sensorial: Realiza una evaluación detallada de cómo el niño procesa e integra los diferentes sentidos (vista, oído, tacto, olfato, gusto, movimiento y equilibrio). Identifica sus patrones de respuesta, fortalezas y áreas de dificultad.
Actividades de estimulación sensorial: Utiliza diferentes juegos, ejercicios y equipos especializados para proporcionar experiencias sensoriales controladas y graduales. Por ejemplo, utilizar pelotas de diferentes texturas, luces y sonidos, colchonetas de diferentes densidades, etc.
Actividades de integración sensorial: Diseña circuitos o recorridos con obstáculos, rampas, columpios y otras estructuras que desafían al niño a procesar e integrar múltiples sensaciones al mismo tiempo, como el movimiento, el equilibrio, la coordinación motriz, etc.
Técnicas de autorregulación: Enseña estrategias y actividades de relajación, alerta y organización sensorial para que el niño aprenda a modularse y controlar mejor sus niveles de activación.
Modificaciones ambientales: Recomienda ajustes en el entorno del hogar o la escuela para disminuir las distracciones sensoriales o aumentar los apoyos visuales, auditivos o táctiles que el niño necesita.
Entrenamiento a padres y educadores: Capacita a los padres y maestros sobre cómo implementar rutinas, actividades y adaptaciones sensoriales para reforzar lo trabajado en terapia.
El objetivo principal es exponer al niño a experiencias sensoriales enriquecidas, desafiantes pero divertidas, que le permitan integrar e interpretar mejor la información sensorial y desarrollar habilidades de autorregulación, atención, coordinación y comportamiento adaptativo.