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El autismo, o Trastorno del Espectro Autista (TEA), es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento del niño. Se caracteriza por dificultades en la comunicación verbal y no verbal, patrones de comportamiento repetitivos o restringidos, e intereses inusuales o intensos.
En Colombia, se estima que alrededor del 1% de la población infantil tiene TEA, aunque es importante señalar que no existen estadísticas oficiales precisas debido a la falta de un registro nacional.
A nivel mundial, la prevalencia se estima en aproximadamente 1 de cada 100 niños, con variaciones según la región y los criterios de diagnóstico utilizados.
El autismo, o Trastorno del Espectro Autista (TEA), ha visto un notable aumento en su prevalencia mundial en las últimas décadas. En 2023, se estima que 1 de cada 36 niños en EE.UU. ha sido diagnosticado con TEA, mientras que en Europa las tasas varían entre 1 de cada 89 y 1 de cada 160 niños.
En 2024, la prevalencia mundial continúa en aumento, reflejando un crecimiento constante en la identificación de casos.
El incremento se atribe a mejoras en los criterios y procesos de diagnóstico, mayor conciencia pública sobre el autismo y posibles factores ambientales y genéticos.
El autismo se clasifica generalmente en tres niveles según los síntomas y la necesidad de apoyo: leve, moderado y profundo.
El autismo leve, a menudo llamado Nivel 1, se caracteriza por dificultades sociales y de comunicación que requieren algún apoyo, pero los individuos pueden llevar una vida relativamente independiente.
El autismo moderado, o Nivel 2, implica desafíos más significativos en la comunicación y las habilidades sociales, y necesitan apoyo sustancial para la vida diaria y la interacción social. El autismo profundo, o Nivel 3, se presenta con déficits más profundos en la comunicación y el comportamiento, requiriendo un apoyo muy intensivo para la mayoría de las actividades diarias y la seguridad, y a menudo incluye dificultades intelectuales y sensoriales significativas.
A continuación nos centraremos en el autismo leve que es nuestra especialidad en Neurolearning Terapias en Bogotá y Chía.
El tratamiento más efectivo para niños con autismo en Colombia, y en general a nivel mundial, es la intervención temprana basada en la Terapia Integral .
La terapia integral implica la creación de un programa individualizado que aborda las necesidades específicas de cada niño. Puede incluir el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización, autocuidado y académicas.
La terapia integral para el autismo, coordinada por un neuropsicólogo, combina las especialidades de psicología, terapia ocupacional y fonoaudiología para abordar las diversas necesidades de los niños con TEA.
El neuropsicólogo realiza evaluaciones, planifica y supervisa el tratamiento, mientras que los psicólogos clínicos trabajan en el desarrollo emocional y conductual, los terapeutas ocupacionales mejoran la independencia en actividades diarias y los fonoaudiólogos se centran en el desarrollo de habilidades de comunicación.
Este enfoque multidisciplinario asegura una intervención coherente y completa, facilitando el máximo desarrollo y bienestar del niño.
Algunos tratamientos alternativos y naturales se utilizan en combinación con enfoques más tradicionales.
Por ejemplo, la dieta sin gluten y sin caseína se ha explorado en algunos estudios, aunque los resultados no son concluyentes y varían entre los individuos.
Los suplementos como los ácidos grasos omega-3 también se han investigado, con algunos estudios sugiriendo mejoras en el comportamiento social y la comunicación.
En términos de estadísticas, un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. indica que aproximadamente 1 de cada 44 niños en Estados Unidos es diagnosticado con un trastorno del espectro autista.
La efectividad de los tratamientos puede variar considerablemente; por ejemplo, la terapia integral intensiva temprana puede resultar en mejoras significativas para algunos niños, pero no todos responden de la misma manera.
La investigación sobre tratamientos alternativos y naturales es menos robusta, y los estudios tienden a ser más pequeños y menos controlados.
Es importante destacar que aunque la Terapia Integral es considerado el tratamiento más efectivo, el enfoque óptimo suele ser multidisciplinario, coordinando el tratamiento desde la neuropsicología y combinando terapia ocupacional, terapia del lenguaje o fonoaudiología.
La terapia integral apoya el desarrollo de habilidades cognitivas, sensoriales y conductuales mediante un sistema de comunicación más efectivo y con mayor conexión, que supera la literalidad del lenguaje y desarrolla sus habilidades para la empatía y la lectura del contexto.
Adicionalmente se desarrolla terapia familiar para el manejo de pataletas, reacciones explosivas, desafiantes, de estrés y frustración, y crisis de ansiedad, sus causas y aspectos afectivos que se relacionan para lograr la autorregulación y autocontrol en el niño o adolescente.
De la misma manera la terapia integral y familiar para niños y adolescentes con autismo fomenta un entorno de apoyo y comprensión, ayudando a que las familias comprendan mejor las necesidades y desafíos del niño, lo que reduce las críticas y aumenta la valoración del niño o joven con autismo.
Esta terapia promueve una mayor aceptación y apreciación de las capacidades únicas del niño, reforzando su autoestima y bienestar emocional.
La participación activa de la familia en la terapia fortalece el vínculo familiar y crea un ambiente respetuoso y afectuoso para amar incondicionalmente al niño con autismo.
La efectividad del tratamiento depende en gran medida de su inicio temprano, la intensidad de la intervención y la participación activa de la familia en el proceso terapéutico.
En Bogotá y en Chia para la Sabana Norte, proveemos este tratamiento para ayudar en este desafío tan importante para muchas familias.
La terapia integral desde la neuropsicología, coordinada con psicología, terapia ocupacional y terapia de lenguaje, ofrece un enfoque integral para ayudar a niños con autismo.
Esta aproximación se basa en la comprensión de cómo el cerebro de estos niños procesa la información y cómo esto afecta su comportamiento y aprendizaje.
Desde la neuropsicología, se evalúan las funciones cognitivas como atención, memoria, lenguaje y funciones ejecutivas.
Esta evaluación permite diseñar intervenciones específicas que aprovechan las fortalezas del niño y trabajan en sus áreas de dificultad.
Por ejemplo, si un niño tiene una memoria visual fuerte pero dificultades con el procesamiento auditivo, se pueden usar apoyos visuales para facilitar su aprendizaje y comunicación.
La terapia integral se integra con estos conocimientos neuropsicológicos para crear programas de intervención personalizados.
Se trabaja en modificar y adaptar comportamientos específicos y enseñar nuevas habilidades, siempre considerando cómo el cerebro del niño procesa y responde a los estímulos.
La coordinación con psicología es crucial para abordar aspectos emocionales y sociales. Se trabaja en el reconocimiento y manejo de emociones, desarrollo de habilidades sociales y regulación del comportamiento.
Técnicas como historias sobre la vida social o el uso de juegos de rol pueden ayudar a enseñar sobre situaciones sociales complejas y cómo se manejan de manera estructurada.
La terapia ocupacional se enfoca en mejorar las habilidades de la vida diaria y la integración sensorial.
Puede incluir actividades para mejorar la motricidad fina, la planificación motora y la tolerancia a diferentes estímulos sensoriales.
La terapia de lenguaje para niños y adolescentes con autismo ayuda a crear un sistema de comunicación más efectivo y a mejorar la conexión con los demás.
Los terapeutas trabajan con los niños para desarrollar habilidades de comunicación del metalenguaje, que es la capacidad de reflexionar y hablar sobre el lenguaje mismo (por ejemplo, entender qué significan las palabras «sinónimo» o «antónimo»), y el supralenguaje, que se refiere a las habilidades necesarias para entender y usar el lenguaje en contextos sociales (como interpretar el tono de voz, los gestos y las expresiones faciales).
En la terapia, los niños aprenden a ir más allá del significado literal de las palabras y a captar el contexto de una conversación.
Esto les permite entender chistes, metáforas y expresiones idiomáticas, que son elementos del lenguaje pragmático.
La terapia enseña a los niños a usar el lenguaje de manera apropiada en diferentes situaciones sociales, mejorando sus habilidades para hacer amigos, participar en conversaciones y expresar sus necesidades y sentimientos de manera clara y efectiva.
De esta manera, la terapia de lenguaje no solo mejora la comunicación, sino que también ayuda a los niños con autismo a conectarse mejor con los demás y a entender el mundo que los rodea.
Los progresos que se pueden ver varían según cada niño, pero generalmente incluyen:
– Mejora en la comunicación (verbal o no verbal)
– Mayor independencia en actividades diarias
– Mejor regulación emocional y del comportamiento
– Aumento en las habilidades de interacción social
– Progreso en habilidades académicas
Es importante afrontar el diagnóstico de manera realista, entendiendo que el autismo es una condición de por vida, pero que con el apoyo adecuado, muchos niños pueden hacer progresos significativos y vivir una vida feliz.
Algunos puntos clave para un enfoque realista son:
– Establecer metas a corto y largo plazo, revisándolas regularmente
– Celebrar los pequeños logros y progresos
– Ser paciente y consistente con las terapias
– Adaptarse a las necesidades cambiantes del niño a medida que crece
– Buscar apoyo para la familia, incluyendo grupos de padres o terapia familiar
– Mantener expectativas positivas pero realistas sobre el futuro del niño
Es fundamental recordar que cada niño con autismo es único, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro.
La clave está en la individualización del tratamiento y la colaboración estrecha entre terapeutas, educadores y familia.
Ayudar a su hijo con autismo en casa puede ser un proceso enriquecedor y efectivo cuando se implementan estrategias y enfoques adecuados.
Establezca una rutina diaria consistente, ya que los niños con autismo suelen sentirse más seguros con una estructura predecible.
Use horarios visuales con imágenes para representar las actividades diarias.
Sea claro y conciso al dar instrucciones o explicaciones.
Cree un entorno tranquilo y ordenado, minimizando ruidos fuertes y luces brillantes que puedan causar sobrecarga sensorial.
Tenga en cuenta las sensibilidades sensoriales de su hijo y ajuste el entorno en consecuencia.
Participe en juegos y actividades que le gusten a su hijo.
Use sus intereses para motivarlo y enseñarle nuevas habilidades.
Fomente el juego paralelo y luego el juego cooperativo con otros niños, respetando su ritmo.
Use el refuerzo positivo para motivar y recompensar comportamientos deseados. Esto puede incluir elogios, stickers, o actividades favoritas.
Sea consistente y específico en sus elogios para que su hijo entienda qué comportamiento está siendo reforzado.
Practique habilidades sociales a través de juegos de rol y cuentos sociales.
Enséñele habilidades para manejar situaciones sociales, por ejemplo cómo tomar turnos al hablar.
Colabore con terapeutas y profesionales para implementar estrategias en casa.
Asista a talleres y grupos de apoyo para padres de niños con autismo para compartir experiencias y obtener más ideas y recursos.
Es importante cuidar de su bienestar emocional y físico. Busque apoyo cuando lo necesite y tómese tiempo para usted mismo.
Con el enfoque adecuado y apoyo continuo, muchos niños con autismo pueden desarrollar habilidades que mejoran significativamente su calidad de vida y su independencia.
El autismo no tiene una cura en el sentido tradicional, ya que es una condición del neurodesarrollo que acompaña a la persona a lo largo de su vida. Sin embargo, con intervenciones adecuadas, es posible mejorar significativamente las habilidades y la calidad de vida de las personas con autismo.
Un tratamiento integral para un niño con autismo puede ayudar a lograr varios objetivos clave que contribuyen a un proyecto de vida feliz.
Estos objetivos incluyen:
– Habilidades Verbales: Desarrollo del lenguaje hablado, lo que facilita la interacción con los demás.
– Interacción Social: Mejorar la capacidad para iniciar y mantener conversaciones, compartir intereses y jugar con otros niños.
– Comprensión Social: Aprender a interpretar y responder adecuadamente a las señales sociales y emocionales de los demás.
– Independencia: Desarrollo de habilidades para realizar tareas diarias de manera independiente, como hacer la cama o preparar una comida sencilla.
– Adaptación Escolar: Mejorar la capacidad para participar y progresar en un entorno educativo convencional o especializado.
– Habilidades Académicas: Desarrollar habilidades de lectura, escritura y matemáticas adecuadas a su nivel de desarrollo.
– Gestión del Comportamiento: Reducir comportamientos desafiantes y aumentar comportamientos positivos a través de la terapia integral y familiar.
– Regulación Emocional: Aprender estrategias para manejar la ansiedad, el estrés, las pataletas, la frustración y otras emociones intensas.
– Exploración de Intereses: Fomentar y desarrollar intereses y pasatiempos que puedan proporcionar placer y satisfacción.
– Participación en Actividades: Participar en actividades recreativas y comunitarias, como deportes, arte, música o clubes sociales.
– Relaciones Familiares: Mejorar la comunicación y las relaciones con los miembros de la familia.
– Red de Apoyo: Establecer y mantener una red de amigos y contactos que proporcionen apoyo emocional y social.
– Salud Física y Mental: Mantener una buena salud física y mental a través de una dieta equilibrada, ejercicio regular y acceso a servicios de salud.
– Satisfacción Personal: Sentirse valorado y tener una vida que les resulte significativa y satisfactoria.
La combinación adecuada de terapia y tratamientos, adaptada a las necesidades individuales del niño con autismo, puede contribuir significativamente a estos objetivos y proporcionar una base sólida para un proyecto de vida feliz.
La aceptación es el primer paso crucial. Al aceptar el diagnóstico de autismo, los padres pueden comenzar a buscar información y recursos que les ayuden a comprender mejor la condición.
Informarse sobre el autismo permite tomar decisiones más informadas y buscar las mejores intervenciones y apoyos.
Cada niño con autismo es único, con sus propias fortalezas y talentos.
Enfocarse en estas fortalezas, en lugar de solo ver las limitaciones, puede abrir puertas a nuevas oportunidades y maneras de interactuar con el mundo.
Algunos niños con autismo pueden tener habilidades sobresalientes en áreas como las matemáticas, la música, el arte o la memoria.
Sin embargo es fundamental comprender que cada niño con autismo es único, y no todos tendrán habilidades sobresalientes en áreas específicas.
Sin embargo, esto no significa que no puedan llevar una vida plena y feliz, ni que no puedan impactar positivamente a su familia.
Un niño con autismo puede enseñar a su familia a ver el mundo de una manera diferente. Su perspectiva única puede ayudar a sus seres queridos a apreciar y a valorar la diversidad en formas de pensar, aprender y sentir.
Un entorno familiar lleno de amor, comprensión y paciencia es fundamental.
Al brindar un ambiente de apoyo, los niños con autismo pueden desarrollar su confianza y habilidades sociales.
Esto también incluye la adaptación del hogar y las rutinas diarias para que sean más predecibles y menos estresantes para el niño.
La terapia integral con terapia familiar, psicología clínica, terapia de lenguaje y terapia ocupacional pueden ser muy efectivas.
Los profesionales pueden ayudar a desarrollar habilidades de comunicación, sociales y de vida diaria, y los padres también pueden aprender estrategias para manejar comportamientos desafiantes.
Involucrar al niño en actividades comunitarias y escolares, y fomentar la interacción con otros niños, puede ayudar a desarrollar habilidades sociales importantes.
La inclusión en la comunidad y en el colegio es vital para el desarrollo emocional y social del niño.
Es importante que los padres también se cuiden a sí mismos.
El autocuidado y el apoyo mutuo entre los miembros de la familia son esenciales para mantener un entorno saludable y feliz.
Buscar grupos de apoyo y conectarse con otras familias que están en situaciones similares puede ser muy reconfortante.
Cada pequeño logro es una victoria. Celebrar estos momentos puede fortalecer el vínculo familiar y proporcionar una sensación de alegria y esperanza.
Entender que hay múltiples caminos para una vida plena puede ser liberador.
Las personas con autismo pueden llevar vidas ricas y significativas, contribuyendo a sus comunidades y viviendo con felicidad y propósito. Cada experiencia y perspectiva única que aportan enriquece a la sociedad en su conjunto.
Aceptar y apoyar a un niño con autismo fortalece y enriquece la vida familiar.
Aunque puede haber desafíos, también hay innumerables momentos de alegría, orgullo y satisfacción.
Al enfocarse en las capacidades y el potencial del niño, y al proporcionar un entorno amoroso y de apoyo, se pueden encontrar nuevas razones para celebrar y valorar la existencia de las personas con autismo.
Una familia que apoya, acepta plenamente y ama incondicionalmente a su hijo con autismo puede convertirse en una gran fuente de amor, resiliencia y felicidad.
Las familias que cuidan a un niño con autismo a menudo desarrollan una profunda empatía y compasión por los demás.
Las dificultades pueden unir a la familia en una misión común de amor y cuidado.
Las personas con autismo nos llaman a respetar, valorar y a querer a cada persona por quien es, independientemente de sus habilidades o limitaciones. Esto fomenta una cultura de vida, respeto y dignidad en la familia y la comunidad.
Las familias de niños con autismo a menudo se convierten en fuentes de inspiración y apoyo para otras familias en situaciones similares.
Los niños con autismo ayudan a promover una sociedad más inclusiva y tolerante.
Su presencia desafía las normas y estereotipos, fomentando una mayor aceptación y apreciación de la neurodiversidad sirviendo como testimonios vivientes de la capacidad del espíritu humano para superar desafíos, desarrollar las virtudes de la entrega, el servicio y sobretodo el amor incondicional, para encontrar la belleza y significado profundo de la vida.